GNV y AutoGLP, los combustibles de la transición

Uno de los grandes temas que concentran la atención de CCC de Colombia es la certificación de los talleres de conversión a GNV y GLP, y de los vehículos que reciben este beneficio.  

Juan Manuel Fernández es uno de los grandes conocedores del tema del GNV y el GLP en Colombia. Durante más de 40 años ha estado vinculado a la industria de hidrocarburos y hoy brinda un valioso apoyo con su conocimiento y experiencia a CCC de Colombia en el área de conversión de vehículos a GNV y GLP.

“Vengo de la industria del GLP y he tenido la oportunidad de vivir fuera del país, sin embargo, la fortuna de transmitir un poco del conocimiento y experiencia a los técnicos y personas involucradas en esta área, me han permitido permanecer en Barranquilla. Comparto con ellos no solo mis conocimientos, sino vivencias que me acercan más a ellos”, señala.

Él estuvo en el nacimiento del GNV en 1986, en un proyecto con Promigas, que tuvo su punto de partida en Barranquilla con un bus Chevrolet B-60 de Transportes Díaz que demoró tres meses en su conversión a GNV y que tuvo -según él- todos los inconvenientes del mundo. El target inicial del GNV fueron los buses grandes.

“Me incluyo en ese proceso de aprendizaje de una nueva tecnología que utiliza un energético diferente a la gasolina para ser utilizado en motores de combustión interna. El gas natural es nuestro, es un recurso natural colombiano, no contamina como la gasolina, su costo es menor, no tenemos que comprárselo a nadie”, sostiene.

En ese naciente auge del GNV, sólo en la costa Caribe fueron convertidos más de 24.000 vehículos de la franquicia Gases del Caribe. “Llegamos a convertir más de 1.000 vehículos a GNV cada mes”, dice el ingeniero Fernández. 

En su perspectiva, para convertir un vehículo a GNV se requieren unas características básicas: revisar sus condiciones mecánicas; debe ser un vehículo a gasolina para poder convertirlo; revisar el estado de funcionalidad de la máquina, la compresión, el vacío dinámico, la estructura eléctrica; escanear la memoria del vehículo; revisar la unidad de control, si es compatible con el sistema de GNV. 

“Cualquier vehículo a gasolina es susceptible de convertirse a GNV. Hay que respetar la estructura con la que viene el vehículo de fábrica y utilizar un sistema compatible. Hoy tenemos dos generaciones; ya hay un sistema de quinta generación que requiere mucha más tecnología; antes usábamos un equipo de suministro mecánico y hoy eso lo hace una computadora”, señala el experto. 

Esta tecnología de quinta generación apenas está llegando al país y casi todos los fabricantes van a llegar en poco tiempo a sistemas de inyección directa en GNV.

Aunque el GLP es mucho más funcional que el GNV, los dos deberían convivir hoy. El uno no tendría por qué complicarle la vida al otro.

Frente al ‘frenazo’ que tuvo el GNV en los últimos años, Fernández tiene una opinión clara que no admite cuestionamientos. “Si tenemos gasolina a buenos precios, seguramente muy poca gente va a querer convertir su vehículo a GNV. Uno de los puntos donde me inclino a tomar esa decisión es el ahorro, eso es fundamental. Cuando hay ahorro, hay conversiones”.

Y, aunque los altos precios de la gasolina en el último año permiten intuir que el GNV empiece a tomar fuerza de nuevo, Juan Manuel plantea una alternativa complementaria de combustible como el autoGLP.

“Hoy, debido a los altos precios de la gasolina, que deterioran la capacidad de pago de los colombianos, muchos prefieren utilizar el GLP, un combustible complementario al GNV. No soy escéptico, lo que soy es realista. Vamos a ir colonizando poco a poco el consumo del GLP”, afirma.

Buena parte de esta afirmación tiene su fundamento en razones económicas. “La estructura que hoy tenemos de gas natural le ha costado al país cualquier cantidad de dinero. Si usted quisiera montar una estación de servicio de GNV en cualquier sitio no se puede, porque debe estar cerca de una troncal de suministro de GNV, un tubo que le lleve el GNV al compresor que debe mantener una presión de 1.300 libras. Esa es una desventaja para muchos”, dice.

De otro lado, si un empresario quisiera montar una estación de GLP en cualquier lugar del país perfectamente lo podría hacer, porque solo debe cargar una cisterna e instalarla para iniciar el suministro a la estación. Las diferencias en costos son otro factor que se debe sopesar. Montar una EDS de GNV puede costarle a un empresario más de 2.000 millones de pesos, mientras que montar un punto de distribución de GLP puede llegar a 120 millones de pesos.

“Aunque el GLP es mucho más funcional que el GNV, los dos deberían convivir hoy. El uno no tendría por qué complicarle la vida al otro. El GLP tiene un poder calorífico mayor, casi comparado con el de la gasolina y un octanaje de casi 100 octanos. El GLP es un poco más caro que el GNV, pero no quiero satanizar ninguno de los dos combustibles”, señala Juan Manuel Fernández. 

Pero sí es claro en afirmar que falta apoyo y más impulso del Estado al autoGLP, que hasta ahora avanza con pura inversión privada y mucho esfuerzo de los empresarios del sector.

Debemos convencernos de que el autoGLP es una verdadera opción para el mercado colombiano.

Hasta ahora, la capacidad de producción del GLP es muy limitada en Colombia, donde se gastan unos 24.000 barriles diarios. El GLP es un subproducto del refinado del petróleo y se puede importar, por eso algunas empresas como Okianos y Plexa, que tienen tanque de almacenamiento que les permite importar y suministrar. La producción nacional de GLP está en cabeza de empresas como Ecopetrol y Sentia, las únicas que cuentan con un sistema complejo de almacenamiento para este propósito. 

En Europa todas las fábricas de vehículos ya ofrecen el vehículo dual, a gasolina y GLP. Ya no lo ofrecen a GNV porque un tanque puede pesar entre 40 y 60 kilos en un vehículo pequeño, lo que disminuye su capacidad de carga; mientras que un tanque de GLP se puede levantar con una mano.

“A pesar de que las empresas son un poco escépticas para invertir hoy en día en Colombia, ya tenemos siete estaciones de servicio con GLP en Barranquilla, en Cartagena hay una, en Fusagasugá, Bogotá, Medellín, Pasto, Arauca y Cúcuta. Yo he acompañado muchos proyectos de esos, porque debemos convencernos de que el autoGLP es una verdadera opción para el mercado colombiano”, concluye el experto.

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