‘Los gremios son ese megáfono que amplifica la voz de los más pequeños’
Alejandro Ribero Rueda es el director ejecutivo de FECEC, uno de los gremios del sector de la distribución minorista de combustibles. Hablamos con él sobre la importancia de los gremios y su papel en un sector cada vez más competido.
Los distribuidores minoristas de combustibles son tal vez el eslabón más visible de la cadena del downstream, es decir, toda la operación que tiene que ver con el procesamiento y distribución de los derivados del petróleo.
Hoy, son más de 6.500 estaciones de servicio que operan en todo el territorio nacional y que suministran la energía que mueve al país, principalmente con la distribución de combustibles líquidos como gasolina y diésel.
Pero poco sabemos de su organización, de cómo están asociados y cómo funcionan los gremios que los agrupan en cada región del país. Por eso consultamos la opinión de Alejandro Ribero Rueda, director ejecutivo de la Federación de Estaciones de Combustibles y Energéticos de Colombia (FECEC).
Esta agremiación cuenta hoy con 194 afiliados en su área de influencia que es Bogotá, Cundinamarca, Llanos Orientales y Amazonía. FECEC, junto con otros nueve gremios regionales, hace parte de la confederación COMCE. De otro lado está Fendipetroleo Nacional, la otra confederación del sector que reúne cerca de 15 seccionales regionales.
Estas dos confederaciones agremian alrededor del 70% de todas las estaciones de servicio activas en el país, que pueden ser alrededor de 4.500 EDS, según cifras del Ministerio de Minas y Energía. La cifra restante corresponde a estaciones que son operadas directamente por las empresas mayoristas o grandes grupos económicos y otras que no están agremiadas.
“Es la voz de la mayoría, por eso la importancia de los gremios”, asegura Alejandro, quien hace parte del gremio desde hace 13 años, primero conocido como Fendipetroleo Bogotá, Cundinamarca y Llanos Orientales y hoy llamado FECEC.
“En 2018 tomamos la decisión de retirarnos de la confederación Fendipetroleo Nacional y nos convertimos en FECEC. Mantuvimos la antigüedad y empezamos a trabajar con otros gremios que se habían retirado de Fendipetroleo y que compartían los mismos intereses y necesidades para crear una nueva confederación y así llegamos a Comce, que se creó a finales de 2019”, recuerda.
Para Alejandro es claro que esta es una actividad que se ha construido gracias al esfuerzo de familias que han permanecido de generación en generación.
“Realmente los gremios de distribuidores minoristas aglutinan esa fuerza de trabajo colombiana, a los pequeños empresarios que llevan muchos años con negocios familiares de distribución de combustibles, que fueron los que crearon este negocio a mediados del siglo pasado”, asegura.
‘A esos empresarios de combustible que no están afiliados a ningún gremio, les diría que revalúen su posición, que de verdad los gremios son necesarios y en los gremios los necesitamos a ellos. Es la masa crítica de afiliados lo que hace que los gremios sean más fuertes’.
Pero, ¿Qué ganan las estaciones al estar agremiadas?
“Yo le decía alguien que la relevancia de los gremios es esa, una voz para que sea escuchada en un ambiente tan bullicioso como es el ambiente del país, que es tan difícil. Por eso todos los empresarios de distintas actividades deberían estar asociados a los gremios de su sector específico, porque los gremios son ese megáfono que unifica la voz de los actores pequeños y puede amplificar de una manera más fuerte esas necesidades que tienen los distintos sectores”.
Por eso, desde su punto de vista, los gremios son necesarios. “Uno necesita estar agrupado para tener fuerza, para poder ser escuchado, para poder tener una voz fuerte que se haga escuchar”.
Pero como en cada región las necesidades y los intereses son muy particulares y se circunscriben a una zona específica del territorio, por eso existen los gremios regionales. Esa es la razón de que existan cerca de 25 gremios de la distribución minorista de combustibles en el país, pues no es la misma necesidad que tienen las estaciones en el Amazonas o en costa Caribe.
Así funcionan los gremios
Un gremio tiene una cabeza que es la junta directiva que es elegida por la asamblea de afiliados, que son empresarios de los combustibles. Hay un director ejecutivo o presidente ejecutivo que es la persona administrativa encargada de la administración del gremio y presentar un plan de trabajo cada año.
Los gremios cuentan con un equipo de varias personas especializadas en la parte jurídica, ambiental, HSE y contable que se encargan de atender las necesidades de los distribuidores minoristas que están afiliados. De esa forma se presta un servicio oportuno y se atienden todas sus necesidades. “Muchas veces en los gremios nos volvemos los escuchas de muchos problemas particulares de cada distribuidor minorista. Es como una gran red de apoyo”, cuenta Alejandro.
Las cuotas de sostenimiento o afiliación son una inversión porque se ve retribuida con creces por el acompañamiento que prestan los gremios. En el caso de FECEC, solo el año pasado se atendieron más de 8.000 consultas de todo tipo de sus afiliados. Estas cuotas son descontables de la renta.
Adicionalmente, todos los distribuidores minoristas del país reciben los beneficios del Fondo Soldicom, que desarrolla programas específicos dirigidos a las estaciones de servicio y presta servicios complementarios.
¿Qué representan las estaciones de servicio para el país?
“Yo creo que los distribuidores minoristas de combustibles no son debidamente valorados ni apreciados ni por el gobierno ni por la sociedad. La labor que prestan es muy importante para el país, son los que ponen las fuentes de energía en los vehículos que mueven a toda Colombia. Las EDS hacen patria, las vemos en las regiones más apartadas del país. Desafortunadamente tienen un estigma encima.
“El combustible es un producto esencial para la sociedad y para el país. Es un producto de compra obligada para los consumidores. Es un producto cuyo precio afecta el bolsillo de los consumidores y lo vemos incrementándose día tras día. La gente piensa que ese incremento del precio del combustible se queda en manos del distribuidor minorista y resulta que no es así. La mayor parte del dinero que recibe corresponde a impuestos colgados al precio de los combustibles. El distribuidor solo tiene su margen de comercialización y es lo que gana por cada galón de combustible vendido. De $16.000 que se pagan por cada galón, apenas $1.000 le corresponden al distribuidor minorista.
“Los distribuidores minoristas de combustibles lo que hacen es patria porque las inversiones que hacen son gigantes y cumplen con una regulación en todas las áreas, generan más de 50.000 empleos de calidad y el 98% son trabajadores contratados formalmente. No son los malos del paseo como se cree”.
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